viernes, 28 de agosto de 2009

mal de rastrojos

MAL DE LOS RASTROJOS

Introduccion al Mal de los rastrojos o Fiebre Hemorragica Argentina
Es una enfermedad infecciosa endémica en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Sur de Córdoba, sur de Santa Fe y este de La Pampa, que ataca con preferencia a los trabajadores rurales en ciertas épocas el año, durante la recolección de la cosecha.Comienza a mediados del verano (febrero-marzo) y se extiende hasta fines del invierno (agosto); afecta a las personas que tienen contacto permanente con las tareas propias del campo, sin respetar edad ni sexo.Los primeros casos fueron detectados en Junín (Pcia. de Bs.As.), en 1957, y se extendieron a los partidos limítrofes de Chacabuco, Bragado, 9 de Julio, Rojas y Alberti. Cada año la zona endémica comprende más partidos de la provincia de Bs.As., y partir de 1963 se extendió hacia Córdoba, Santa Fe y La Pampa. Mientras que en 1958 la extensión geográfica de la endemia era de 17.000 km2, en 1980 alcanzó a 150.000 km2, lo que determina un aumento de la gravedad del problema.



Investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto - UNRC- (Córdoba) han caracterizado los hábitos de los roedores reservorios del virus "Junín" -causante de la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA)-, y dar un paso más en la lucha contra este mal que afecta una gran zona del país.
Desde hace más de diez años se estudian en la UNRC las poblaciones de roedores reservorios del virus Junín, a fin de obtener información sobre su dinámica poblacional para desarrollar acciones de control.
Hasta ahora, los resultados más notables refieren a varios aspectos del conocimiento sobre los roedores. Se tienen prácticamente caracterizados la dieta y los hábitos alimentarios de muchas de esas poblaciones, lo que permite -por ejemplo- diferenciar cómo explotan la disponibilidad que les ofrece el ambiente.
Según el biólogo Jaime Polop, director del proyecto, hay diferentes etapas (conocimiento de los aspectos reproductivo, de alimentación, crecimiento, desarrollo, uso del espacio y tiempo), las que se integran para tener información sobre la evolución numérica y espacial de las poblaciones. Con los datos anteriores se puede ejercer algún tipo de control.







LOS CONTROLES
Cuando se identifica una comunidad de roedores, integrada por 5 ó 6 poblaciones, se detectan los hábitos alimentarios de las vinculadas directamente con la enfermedad, así como los de las no vinculadas. Estas últimas, a veces, pueden colaborar en el control de las primeras. Entonces, cuando se sabe qué come cada una de ellas, se puede equilibrar la alimentación preferida por una u otra y, así, se las puede controlar.
Desde el punto de vista del uso del tiempo, se pueden conocer los horarios en que los roedores salen para comer o para otras actividades, y se ha determinado que hay poblaciones que lo hacen en horarios distintos. Eso es importante porque, si se sabe la hora en que salen, se pueden implementar, en esos horarios, mecanismos que accionen negativamente sobre esa población.
En el momento en que la FHA se caracterizó no se sabía quiénes la transmitían, no se había identificado el reservorio. Hoy, ya conocido, se busca disminuir las poblaciones de roedores a valores sanitariamente aceptables, para reducir la probabilidad de que el ser humano pueda entrar en contacto con ellos o sus productos. "No es lo mismo pensar en un hombre de campo, que trabaja en un ambiente donde haya 5000 ratas por ha., que en uno que lo haga donde haya la mitad o menos. Las probabilidades varían. Para ello se maneja el espacio donde los roedores se encuentran, quitando lo que a ellos les puede servir de alimento, o cambiando la cobertura vegetal del suelo, de manera que no puedan resguardarse", señala Polop.
También se pueden usar métodos mecánicos, químicos o de otro tipo para actuar sobre los animales. Aunque en el caso de los roedores, los métodos de control son complejos porque son muy prolíficos. Además, su capacidad de explotación del medio hace que tengan un alto nivel de sobrevivencia.
El equipo de trabajo de la UNRC experimenta en zonas "limpias", donde no se han encontrado personas que hayan contraído la enfermedad allí mismo. Se ha cubierto parte del Departamento Río Cuarto y zonas rurales. Se trabaja también en el norte de la provincia de Córdoba, en zonas probadamente limpias.

EL CICLO DE LA ENFERMEDAD
El agente causal de la FHA es el virus Junín, que, a su vez, tiene como reservorio a un par de especies de roedores silvestres -Calomys musculinus y Calomys laucha-. Durante años se creyó que el virus jamás los afectaba, pero se ha detectado que, en ciertas condiciones del animal, el virus puede afectarlo, sin llegar a provocarle la muerte.
Los Calomys roen todo lo que pueden, y causan muchos problemas económicos, no tanto por lo que consumen sino por lo que destruyen. El roedor elimina el virus al medio a través de la saliva y de la orina, las que esparce por doquier.
Así, el virus llega al hombre a través de distintas vías: una herida en la piel, un objeto contaminado en la boca, o las hierbas contaminadas, llevadas por el viento, pueden entrar en contacto con la boca, ojos o nariz, y contagiar.
Cuando el virus penetra en el hombre, se desarrolla una primera etapa durante la cual no se ven signos clínicos. Después de ese período comienzan los síntomas, semejantes a una gripe, y que pueden tener tres tipos de derivaciones: nerviosa, hemorrágica o mixta. La primera afecta algunos centros nerviosos motrices que producen en el paciente una incoordinación de algunos tipos de movimientos "finos", y temblores en las manos y la lengua. La segunda afecta los vasos sanguíneos de distinta manera, lo que provoca hemorragias de gravedad diversa. La mixta combina las dos anteriores. Ante cualquiera de estos cuadros, tomados a tiempo, el individuo puede recuperarse.
Antaño, cuando la enfermedad no se había identificado, los síntomas primeros -fiebres, dolores articulares y de cabeza, y decaimientos- se confundían con gripe, y como tal los médicos la trataban, por lo cual moría mucha gente.
Actualmente, los pacientes que concurren a tiempo, reciben plasma de convalescientes, o sea, suero de un individuo que ha estado enfermo. Ese suero tiene anticuerpos que, al ser incorporados a la sangre del nuevo paciente, actúan sobre el virus, inactivándolo y reforzando la producción de anticuerpos. Con este método se ha logrado bajar la mortalidad en porcentajes importantes.
Además, hay una vacuna elaborada sobre la base de una cepa que han logrado investigadores argentinos en EE.UU., con la cual se ha inoculado una gran parte de población de riesgo, aunque todavía no se conocen los resultados de la vacunación.
LAS DIFICULTADES
Las características de la FHA sólo permiten controlarla. Si fuera una enfermedad que se contagiara únicamente de hombre a hombre, sería más fácil, pero una zoonosis necesita del conocimiento de los hábitos del animal reservorio para combatirla. Entonces hay que elaborar estrategias.
La FHA no es la única en su tipo; también existen fiebres hemorrágicas en Bolivia, de características y virus similares. La FHA se ha detectado en nuestro país solamente, y el virus que la ocasiona es autóctono y fue aislado, por primera vez, en pobladores de Junín (Bs. As.).
Los roedores reservorios, en distintos tamaños poblacionales se distribuyen en todo el país hacia el norte del río Negro, y no todos están infectados. El área endémica abarca partes de Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa y Córdoba, y hay varios centros de investigación en el país que estudian la FHA.




PERGAMINO.- En poco tiempo la fiebre hemorrágica argentina o "mal de los rastrojos" podrá ser sólo un mal recuerdo para los habitantes del campo. Está a punto de aprobarse la fabricación nacional de la Candid I, la vacuna que brinda inmunidad contra esta enfermedad, transmitida por un roedor, que ha afectado a más de 25.000 personas desde 1958 y causado catorce muertes en 2005 y dos en lo que va de 2006.
En el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (Inevh) Julio Maiztegui, de Pergamino, están muy satisfechos. Más de 15 años de trabajo han dado sus frutos. En los últimos días de mayo conocieron los resultados preliminares del ensayo clínico que demostró la efectividad de las primeras dosis nacionales de la Candid I.
Se trata de un orgullo para la comunidad científica y un alivio para los pobladores de las zonas afectadas por la fiebre hemorrágica argentina: áreas rurales de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa.
Una vez que se aprueben las dosis nacionales se reanudarán las campañas de vacunación suspendidas en 2003, cuando se agotaron las 250.000 dosis que habían sido elaboradas en Estados Unidos, mediante un convenio con el gobierno argentino.


Contratiempos
Hasta esa fecha recibieron la vacuna sólo los habitantes de las áreas de mayor riesgo y se logró reducir drásticamente la cantidad de afectados. Pero las dosis se acabaron y las demoras presupuestarias hicieron que las vacunas nacionales no estuvieran listas para reemplazar a las importadas. Y para colmo, el gobierno estadounidense dejó de fabricarlas.
En ningún otro lugar del mundo se presenta el mal de los rastrojos y esto hace que la Candid I sea considerada una vacuna huérfana: no despierta el interés comercial de laboratorios privados porque sólo se ven afectados pobladores de una zona muy específica. Por tratarse de un problema de salud pública, fue entonces el Estado argentino el que se hizo cargo de montar un laboratorio único en el país y de financiar luego la producción de la vacuna.
"Este es el logro de todo una región que entendió que la única manera de frenar la enfermedad era con una vacuna nacional", dijo la doctora Delia Enría, directora del Inevh, en referencia a los 946 voluntarios que participaron, durante un año, del ensayo clínico por el que se está demostrando la efectividad de las dosis argentinas.
Ensayo exitoso
Ese ensayo se realizó en 2005 con voluntarios oriundos de la región, en su gran mayoría, de pequeñas comunas agrícolas del sur de Santa Fe. En esa zona se produjeron los últimos brotes de la enfermedad y se registraron muertes, seis en 2005 y dos en lo que va de 2006. Muchos de los que brindaron su colaboración tienen un familiar, amigo o compañero de trabajo víctima de fiebre hemorrágica en épocas en las cuales la epidemia hacía estragos.
El estudio clínico comparó la eficacia de la vacuna producida en la Argentina con un remanente de los lotes elaborados en Estados Unidos. "La dosis nacional respondió adecuadamente, por lo que creemos que estamos en condiciones de decir que ya tenemos una vacuna argentina", afirmó Enría.
La información preliminar fue presentada el 8 de mes actual en Santa Rosa, La Pampa, en la reunión anual del Programa Nacional de Control de la Fiebre Hemorrágica Argentina.
Hasta allí llegaron las autoridades sanitarias de la zona endémica para escuchar las buenas nuevas. Ahora todos los datos se presentarán ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat), la autoridad que otorga un registro y aprueba en forma definitiva la Candid I.
En Pergamino, el equipo de científicos espera que a fin de año llegue la noticia deseada para programar las campañas de vacunación con las distintas provincias.
Mientras tanto, quienes no han recibido la vacuna, siguen expuestos a contraer el mal. "No hay forma de erradicar el virus porque vive en la naturaleza", advirtió Enría. Y añadió: "Como hay menos casos, la gente se ha olvidado de él, cree que no existe. Esto hace que haya una mayor letalidad, por diagnósticos tardíos. Por lo tanto no hay que bajar la alerta."
Por otra parte, recordó: "Se debe tener en cuenta que, si bien es cierto que es una enfermedad principalmente rural, no están exentos de contraerla los vecinos que habitamos las ciudades de estas grandes zonas". De todos modos, con tratamiento temprano, la mortalidad se reduce al uno por ciento, pero la demora en el diagnóstico puede ser mortal.
La protección eficaz de la población llegará de la mano de la Candid I.
Por Haidé Andriolo Para LA NACION
El perfil del virus
La fiebre hemorrágica argentina es una enfermedad infecciosa causada por el virus Junín. Se aloja en especies de roedores campestres que eliminan el virus por la saliva, la sangre y la orina. Penetra en el organismo humano a través de pequeñas heridas en la piel, por la boca, la nariz y los ojos. Los síntomas más comunes son: fiebre, dolor detrás de los ojos, dolores de cintura, mareos, falta de apetito, dolor de cabeza, dolores musculares, vómitos y dolores en las articulaciones. Afecta principalmente a quienes habitan en zonas rurales, la mayoría varones de entre 15 y 60 años.




Ayer, durante un acto realizado en Pergamino, provincia de Buenos Aires, se presentó oficialmente la vacuna Candid 1, la primera vacuna viral que previene la fiebre hemorrágica argentina -también conocida como "mal de los rastrojos"-, desarrollada y fabricada íntegramente en la Argentina."Con esta vacuna estamos asegurando la salud de 5 millones de argentinos que trabajan en el campo", dijo ayer el Ministro de Salud, el doctor Ginés González García, durante el acto de lanzamiento oficial de Candid 1, al hacer referencia a los que viven en el área endémica de esta enfermedad.El área de influencia de esta afección causada por el virus Junín, que es transmitido por roedores campestres, hoy abarca 150.000 kilómetros cuadrados, distribuidos en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa. Desde su aislamiento en 1958, el virus Junín ha ampliado su área de influencia (originalmente circunscripta a la provincia de Buenos Aires), protagonizando brotes anuales.

Candid 1 fue testeada en 6500 voluntarios adultos en 41 localidades de la provincia de Santa Fe; los resultados del estudio mostraron que la vacuna posee un 95,5% de eficacia. Hasta la fecha, alrededor de 300.000 habitantes de las zonas donde el mal de los rastrojos es endémico han sido inmunizados, en el marco de programas nacionales de inmunización selectiva."En 2005 [último registro consolidado], se notificaron 86 casos de fiebre hemorrágica argentina, de los cuales 5 fueron mortales -dijo a LA NACION el doctor Gustavo Ríos, interventor de la Administración Nacional de Laboratorio e Institutos de Salud (Anlis)-. Aunque ha habido un descenso del número de casos desde que se está trabajando con la vacuna, la letalidad de la enfermedad ha aumentado."
Quiénes deben vacunarseCandid 1 es una vacuna "a virus vivos atenuados", y es producida en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas "Dr. Julio I. Maisztegui", de Pergamino, como resultado de un proyecto de colaboración internacional.Desde fines de enero, esta vacuna forma parte del calendario vacunatorio oficial. "Fue incorporada al calendario del mismo modo que otras vacunas, como la triple viral, pero restringida a las personas que viven en las zonas donde es endémica la enfermedad", comentó Ríos.La vacuna está indicada para personas de entre 15 y 65 años de edad, aunque "está planificado empezar en el transcurso de este año un estudio clínico para bajar la edad de indicación hasta los 6 años", agregó el interventor del Anlis.